jueves, 25 de marzo de 2021

Posiciones del Guadiato - Valle del Guadiato

En esta entrada nos hemos permitido obviar ubicaciones, bandos y demás. Y nos hemos centrado sólo en emociones. Las que vivimos ese día y compartimos hoy con vosotros. Quizás las posiciones que más nos ha impresionado recorrer en los últimos años.


 Un buen amigo, conocedor experto de la zona, nos había hablado sobre este cerro. También a través de testimonios de la época conocíamos de los terribles combates que allí se libraron. Así que con este equipaje planificamos nuestra ruta con la intención de comprobar si aún quedaban huellas de aquellos aciagos días.


 Hemos recorrido kilómetros y kilómetros de trincheras, reptado por refugios y cuevas, localizado fortines y búnkeres, zonas del frente y retaguardia, lugares de batalla, etc. Pensábamos que ya estábamos acostumbrados. Ese día descubrimos que nunca te acostumbras del todo.

Restos de metralla en la trinchera

Descubrir restos de metralla en la primera trinchera que encontramos nos sobrecogió. Siempre nos acercamos a este tipo de restos con el mayor de los respetos, pero ese día el silencio se hizo mayor. Y una sensación de tristeza se iba apoderando de nosotros conforme avanzábamos en nuestro recorrido.



El camino, hoy repoblado de pinos y cubierto de jara, maleza y piedras, resulta apenas transitable. No hay camino ni vereda. Abundan las rocas que dificultan la subida, y arriba hay más, grandes moles de piedra que favorecen la defensa. Se hiela el corazón pensando en los que tuvieron que subir este cerro entre fuego de fusilería, tableteo de ametralladoras y explosiones. El cerro cambió de manos varias veces durante la guerra. Incluso fue tomado por unas horas y después perdido. El desgaste en vidas debió ser horrible.


Caminábamos sin rumbo, esquivando piedras y ramas que se agarraban a nuestras mochilas entorpeciendo nuestro paso. Seguíamos con la misma sensación. Una profunda tristeza que se iba acrecentando. Descubrimos una amplia fortificación construida en piedra seca que aprovechaba también las rocas del entorno como parapetos y paredes. Coincidió que el sol brillaba más y nos dio un pequeño respiro.




Temiendo que la noche se nos echará encima, decidimos regresar, encontrando más restos de nidos, trincheras y casamatas. Una sensación extraña seguía acompañándonos. Ya no teníamos ganas de continuar. Apenas hicimos alguna foto más.



Es nuestra intención regresar, y recorrer de nuevo todo el cerro para poder documentar bien todo lo que aún queda. Confiamos que nuestra próxima visita sea distinta. Sirvan estas imágenes y este breve texto como homenaje a todos los que allí perdieron la vida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario